Nadar contracorriente es siempre un ejercicio incómodo que requiere de un esfuerzo adicional que no siempre estamos dispuestos a realizar. Por el contrario seguir la corriente, dejarse llevar, aprovechar la ola, es algo, a lo que nos acostumbramos muy fácilmente. Esa senda, ese camino ya marcado nos atrapa y nos impide ver la infinidad de rutas alternativas posibles que pueden llevarnos a nuestro destino, a nuestro verdadero y único destino, aquel al que sólo nosotros podemos llegar.
Mi más sincera admiración para todos aquellos que con esfuerzo, pasión, creatividad y trabajo se atreven, se arriesgan, se aventuran, a mirar al frente, a dar un paso más allá del camino, a salir de la comodidad y emprender.
Emprender, un verbo poco conjugado en España.
Yo emprendo, tu emprendes……nosotros emprendemos.