Nadar contracorriente es siempre un ejercicio incómodo que requiere de un esfuerzo adicional que no siempre estamos dispuestos a realizar. Por el contrario seguir la corriente, dejarse llevar, aprovechar la ola, es algo, a lo que nos acostumbramos muy fácilmente. Esa senda, ese camino ya marcado nos atrapa y nos impide ver la infinidad de rutas alternativas posibles que pueden llevarnos a nuestro destino, a nuestro verdadero y único destino, aquel al que sólo nosotros podemos llegar.
Mi más sincera admiración para todos aquellos que con esfuerzo, pasión, creatividad y trabajo se atreven, se arriesgan, se aventuran, a mirar al frente, a dar un paso más allá del camino, a salir de la comodidad y emprender.
Emprender, un verbo poco conjugado en España.
Yo emprendo, tu emprendes……nosotros emprendemos.
MUY BUENO
ResponderEliminarLo he visto ya por lo menos 3 veces y siempre aprendo algo nuevo. En pocos minutos muchos pensamientos, ideas y reflexiones de calado.
Efectivamente amigo.Sigo la máxima de lo bueno y corto dos veces bueno.Felicidades por la parte que te toca.
ResponderEliminarSensacional. Por un lado porque es un ejemplo de lo importante que es la creatividad a la hora de hacer algo realmente bueno (al fin y al cabo lo que hace, básicamente, es jugar con las letras) y luego porque todo lo que dice, aunque suene ciertamente un poco a sueño americano, creo que es cierto.
ResponderEliminarEl vídeo me hace pensar sobre cómo se ha tratado la figura del empresario (que al fin y al cabo es un emprendedor) en el cine español. Y aunque sigo amando el cine español, esa visión prototípica sigue pareciéndome un lastre.
Gracias Antonio.Eres un ejemplo de emprendedor, sobre todo en un mundo tan complicado como el cine,especialmente en España.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Sencillo, claro y CONTUNDENTE.
ResponderEliminarMe ha encantado, además es TOTALMENTE CIERTO, seguimos siendo niños dentro de nosotros, son los condicionantes sociales los que nos hacen perder la frescura de ser libres en la creación y en las buenas y nuevas ideas, me recuerda a Ken Robinson (creo que era esto a lo que referías Manuel), en cómo lo que nos rodea acaba con el niño que éramos y que tanto puede ofrecernos todavía.
Un saludo a todos los emprendedores