En los tres últimos años he estado centrado en investigar cómo
influye la comunicación en las relaciones humanas y su entorno social.
He tenido la oportunidad de ser testigo en primera persona de
como las nuevas formas de comunicación a
través de innovadoras disciplinas como la programación neurolingüística, la
inteligencia emocional o el coaching están transformando radicalmente nuestra
forma de relacionarnos en nuestro entorno personal, familiar, laboral y social.
Igualmente he podido utilizar y descubrir nuevas metodologías
como el Firewalking, el programa Dale Carnegie Training o Insights.
Todo ello me reafirma en lo que son los tres principios de la
comunicación humana:
- Primero: solo existe lo que se comunica.
- Segundo: siempre comunicamos.
- Tercero: lo importante es lo que la gente entiende.
O su versión en negativo:
- Lo que no se comunica no existe.
- Es imposible no comunicar.
- Lo importante no es lo que decimos, sino lo que la gente entiende.
En el momento que tomamos conciencia de estos tres principios
básicos y esenciales y los interiorizamos en nuestros hábitos de comunicación
obtendremos un beneficio tangible en nuestras habilidades sociales, marcando
claramente un antes y un después en nuestra comunicación.
Aprovechando esta reentrada y preparando lo que será un nuevo
espacio colectivo de comunicación en un cercano futuro os dejo un magnífico
ejemplo de lo que entiendo es un buen ejemplo de discurso que cumple con los
tres principios de la comunicación humana.
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